lunes, 27 de julio de 2009

Misterio

¿Por qué ya nadie miente?

¿Será que tanta filosofía nos ha tatuado en el alma ese amor por la verdad?... ¿o de plano todo mundo está demasiado ocupado malgastando estas efímeras vacaciones?

viernes, 3 de julio de 2009

El Enojo

Hoy se me atoró un enojo. Por lo general no reparo en ellos, pues llegan, hacen mucho alboroto, pero terminan por irse pronto. Éste, sin embargo, era un enojo muy persistente. Me obligó a voltear a verlo, pues no es natural que se queden tanto tiempo. Cada enojo es diferente, por lo que no hay una descripción general de los mismos. Éste en particular era gordito, feo y lleno de escamas viscosas. Estaba tuerto de un ojo y a penas podía ver con el otro, que era de un amarillo intenso con una pupila larga y negra, como la de un gato malhumorado.

Intenté correrlo, pero tenía unas patitas con garras filosas que se enterraban con fuerza. Todo el día me ha molestado y nada más no me podía deshacer de él. Le hablé, traté de convencerlo, le grité, lo ignoré... pero seguía ahí clavado con sus cochinas patas.

"¿De dónde vienes?" le pregunté en un intento de averiguar cómo quitármelo de encima. Pero el asqueroso enojo no me decía nada. Se limitaba a verme con su ojo fruncido. Estaba tan desesperada que incluso se me ocurrió arrancármelo violentamente. Por fortuna, antes de llevar a cabo tan agresiva operación, tuve la maravillosa idea de hacerle cosquillas.

Al principio, el enojo no hizo nada, pero de repente, se empezó a retorcer. Su ojito amarillo me veía furioso, pero no podía moverse si quería seguir aferrado con sus garras. Seguí molestándolo durante un buen rato. El enojo estaba cada vez más enojado. Sus escamas se erizaban y se quejaba con gruñiditos.

Finalmente, el enojo cedió. Me soltó y se fue, enfurruñado y haciendo ruiditos. Espero nunca más volverlo a ver.