jueves, 5 de febrero de 2009

Chismes

Ese frinopio es un criticón. No es tan insoportable como su prima, la ferapupra, pero a los laniparinos no les cae del todo bien. Sin embargo, la criferina sí lo quiere. Lo vio un día, mientras tomaba el sol sobre una hojita de manzanilla, y se enamoró de él. Eso sí, hay que reconocer que la criferina es de corazón alegre. No es la primera vez que queda prendada de esa manera. A penas hace algunos meses, decía que amaba con locura al parumbo que vive en las gotas de rocío, pero el gusto se le acabó pronto. Los parumbos son muy cursis y muy torpes. No son buenos partidos, realmente.

Pero ya nos desviamos. Estamos aquí para hablar del frinopio. Los frinopios son más grandes que los laniparinos, pero menos ágiles. No son tan buenos surfeando rayitos de sol, pero les encanta nadar. Están hechos para el agua y pueden pasar horas sumergiéndose en los charcos. Los más temerarios se arrojan a las fuentes, pero eso es muy peligroso, pues la corriente es tan fuerte, que muchos no pueden salir nunca y se quedan atrapados.

Así son los frinopios. La diferencia con éste, el criticón, es que le tiene miedo al agua. Sabe que los gorgodontes acechan por las profundidades y teme que algún día lo atrapen. Todos sus hermanos ya se cansaron de explicarle que los gorgodontes no nadan en aguas dulces, pero el pequeño frinopio no les cree. Prefiere quedarse afuera, donde se está seco y a salvo. Yo creo que por eso es tan mal visto entre los laniparinos. Se sienten invadidos por su presencia. No les gusta compartir el sol con otros.

Quién sabe qué vaya a hacer el pobre frinopio. Tal vez debería andar con la criferina. Ya veremos. Les iré contando conforme me entere.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Laniparino




El Laniparino del latín lanipana-ae, es un organismo unicelular que habita en el abismo a una profundidad aproximada de 9000 pies. La fisonomía del Laniparino, la cual le permite soportar tanta presión, es semejante a una mucosa azulosa, peluda y microscópica. Al momento de su descubrimiento fue confundida con un hongo, pero años después, tras haberla estudiado a fondo y habiéndola sometido a diversas pruebas, se llegó a la conclusión de que realmente era una bacteria y no un hongo.
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En el año de 1966 aconteció en Paris el suceso conocido como “la fiebre del Lanipario”, en la cual fueron descubiertas esporas de Laniparino en malteadas de fresa, cereza y vainilla, las cuales eran vendidas comúnmente en cafés literarios de alta convocatoria. A raíz de esto, nuevos estudios revelaron que el Laniparino en cantidades concentradas de 500 mg produce efectos similares a la mezcalina. Estos mismos estudios dejaron ver además que esta interesante bacteria tiene un alto índice de tendencia a la simbiosis. Para 1989 un estudio genético aplicado a las Dendrobatidae, mejor conocidas como ranas alucinógenas, mostró que dichas ranas contienen en su organismo vestigios de Laniparinos, lo cual corrobora la tesis simbiótica de los años sesenta. Los científicos mencionan al respecto que “la Dendrobatidae en algún momento de su estado primitivo asimiló la bacteria del Laniparino y la convirtió en parte de su organismo; es por esto mismo que su cuerpo desprende las sustancias alucinógenas que le dan su característica más llamativa” además agregaron que si en algún momento el hombre al igual que la Dendrobatidae asimilara esta bacteria, el resultado sería un pachecus homus, el cual viviría de viaje (o en el viaje, del ingles on a trip, el cual se podría traducir como cualquiera de las dos opciones anteriores).
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Finalmente cabe mencionar que el Laniparino no tiene depredador natural, pero últimamente se ha observado que el Gorgodonte marino merodea a menudo aglomeraciones de Laniparinos, disfrutando de sus efectos y desarrollando cierta adicción.


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Revista Científica
Bestiario and the new
creatures in the world.

No. 175 Pag. 33
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