corre parumbo que te alcanza la indiferencia, migaja de pan borracha, no sabe dar más de dos pasos sin estrellar la nariz contra el suelo y no se da cuenta, se levanta y vuelve a caer, su color café lodo a cada paso más verdoso, más feo, la nariz arrugada, parumbo ahogado en alcohol, con los ojos en blanco, no me mira, no ve nada, él camina en un mundo de dulces infiernos, que quizá sea lo único cierto de este planeta perdido, que engaña, que encanta, que quiero tanto, parumbo ingenuo, insensato, piensa que el andar lo va a llevar a algún lado, no sabe, pobre mugroso, pequeño diablo, que cualquier camino no conduce más que a la nada, que ni el alcohol ni el delirio pueden curar el vacío del deseo que hiere sus pasos, desdichada criatura que lleva el horror consigo, si alguien se topa con él en la calle se cubre los ojos para no verlo, parumbo que ciega a quien lo mire, que apaga la risa, que empaña lo bello, diminuta pestilencia, andante desgracia, querido parumbo.
miércoles, 25 de marzo de 2009
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Esto podría ser parte de una vanguardia, jeje.
ResponderEliminarMe gustó. Mis mentiras suelen ser alegres y muy lúdicas, pero este post nos muestra que cualquier realidad se puede presentar hasta con un simple parumbo. ;)
Me gustó el juego de las contradicciones: de la desesperanza y la presencia de la palabra "querido". Eso lo hace sonar como un engaño.
Sí, supe que iba a contrastar con el resto de mentiras alegres.
ResponderEliminarPero decíamos que tal vez un parumbo sea como un laniparino malviviente, con mucha furia contenida.
Como las vanguardias, algo de humor, algo de furia y algo de desafío. Hay de todo en el mundo, incluso en el mundo de los engaños. :)
quisiera que me mirará a los ojos-
ResponderEliminarparumbo