miércoles, 22 de abril de 2009

Los Waimos

Ahí van los waimos corriendo por las banquetas todos apachurrados, peleándose y jalándose para llegar primero a quien sabe dónde. Un waimo muy larguirucho agarró por el pescuezo a otro que era algo regordete, y lo aventó a las vías para que lo apachurrara el tren; que listo y contento se siente el waimo aquel, sin darse cuenta que por detrás se le acerca un waimo fortachón con la intención de imitar su hazaña. Los waimos son barbudos, torpes y cacarizos, siempre arruinándole la vida a los demás, no por sobresalir o triunfar, sino por el puro gusto de arruinar. Las tardes de lluvia los waimos se visten de etiqueta y salen a las calles a ser buenos o a fingir que son buenos. Pero la gente ya los conoce, te acercas tantito y entonces saltan malosos en un charco de agua puerca y te manchan la ropa y te mojan la cara y se ríen como locos. El otro día vi un waimo que estaba medio aburrido esperando que alguien se le acercara, parecía como que se moría de tristeza, pobre waimo aquel, ya todos se saben sus artimañas y ni los parumbos se fían; yo me le acerqué porque me dio mucha curiosidad el waimo tristón y le dije - ya no llores waimo maloso, mejor haz el bien – que mala idea la mía, pues el waimo tristón que se para y me da un pisotón y mientras me sobaba el juanete que me hace nudos las agujetas y entonces recordé lo que siempre decía mi abuelo, nunca te fíes de los waimos, siempre están al acecho. Me enojé mucho y me fui llorando de ahí, mientras el waimo se reía babeante y se mordía las costras de los brazos.

2 comentarios:

  1. Hace poco conocí a un waimo, pero no era barbudo. Seguiré tu consejo y tendré cuidado cuando lo vea...

    ResponderEliminar
  2. jo estamos creando un mundo de pequeños engendros..!
    Creo que si encontrara un waimo, podría más la curiosidad que el miedo. Quiero ver uno vestido de etiqueta, mordiéndose las costras, riéndose como loco.

    ResponderEliminar